El Milagro de la Cruz vs. los otros milagros (Día 7)

Juan 19:30 – “Consumado es.”
Con una sola frase, Jesús cerró el ciclo de redención anunciado desde el Edén.

 

Muchos buscan a Dios por un milagro: sanidad, provisión, restauración, protección. Y sí, Él puede hacerlo. Pero el milagro más grande ya ocurrió… y para muchos pasa desapercibido.

 

Ese milagro no fue una sanidad, sino una sustitución. Cristo, el Hijo de Dios, murió en lugar del pecador, cargando el castigo de toda la humanidad y venciendo al pecado, al infierno y a la muerte.

 

Mientras el mundo se emociona cuando alguien es sanado, el cielo celebró cuando Jesús quitó el pecado del mundo.

El paralítico volvió a caminar… pero un día murió.

Lázaro resucitó… pero volvió a morir.

La mujer con flujo fue sanada… pero su cuerpo envejeció.

 

En la cruz:
Se abrió el camino al Padre.
Se rompió la barrera del pecado.
Se ofreció perdón eterno a toda la humanidad.

 

Pero hay algo más…
El milagro de la Cruz no es solo un hecho que ocurrió hace más de dos mil años. Es un milagro vivo.
Todos los días, en algún lugar del mundo, alguien es perdonado, restaurado y transformado por lo que Cristo hizo ese día. La sangre derramada sigue siendo eficaz. La gracia sigue alcanzando. El milagro sigue obrando.

 

¿Por qué nos impresiona más lo temporal que lo eterno?
Quizás porque muchas veces buscamos un Dios que nos resuelva la vida, pero no que transforme el corazón. Queremos un Salvador que sane nuestras heridas, pero no un Rey que gobierne nuestras decisiones.

 

Hoy, pide por el milagro que anhelas, pero no olvides rendirte al milagro que ya sucedió… y que sigue vivo: la cruz, el sacrificio, la resurrección.

 

Señor, que nunca me impresione más por lo que pasa aquí abajo que por lo que hiciste en la cruz. Que el milagro de tu amor nunca me sea común. Gracias porque tu obra sigue viva hoy, transformando vidas. Hazme vivir a la luz de la cruz. Amén.

 

¡Que el Señor bendiga tu vida!

Edgar Obando Villalobos
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Soy Edgar Obando Villalobos, miembro de Vida Abundante Oeste (VAO) desde hace 15 años. Durante este tiempo he crecido en mi fe y en el servicio al Señor, y en el último año me he dedicado a leer, estudiar, escribir devocionales y reflexiones basadas en la Palabra de Dios. Mi deseo es que cada escrito sea una invitación a experimentar la gracia, el amor y la restauración de Cristo en la vida diaria, y que más personas puedan encontrarse con Jesús de manera personal y transformadora.

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