Conversaciones de Vida
¿Cómo hago para amarme?
25 de agosto – Por Rebeca Abarca
“Dios te ama.” Nos lo dicen desde pequeños, lo escuchamos en canciones y se lo decimos a otros. Pero ¿realmente entendemos lo que significa? ¿vivimos creyendo que es una verdad?
Dios nos creó para vivir en comunidad. Para tener buenas relaciones con quienes nos rodean, primero debemos tener una buena relación con nosotros mismos y amarnos es el primer paso para lograrlo.
¿Cómo podemos llegar a amarnos?
Conociendo a Dios, entendiendo el amor que Él tiene por nosotros y la identidad que eso nos da. Nuestra identidad tiene tres elementos fundamentales:
1. Sentido de valor
Nos sentimos valiosos cuando cuidan de nosotros. Aquel que creó las galaxias, que moldeó las montañas y que sostiene las nubes en el cielo es el mismo que cuida de nosotros hoy.
Aquel que abrió el mar, que multiplicó comida para miles de personas a partir de tan solo unas porciones y que sanó a muchos enfermos es el mismo que cuida de nosotros hoy. Cuida de nosotros. Hoy y siempre. Y no solo lo promete, sino que lo cumple y lo hace evidente día tras día. Dios nos cuida porque nos ama, muchísimo.
2. Sentido de amor
Nos sentimos amados cuando nos lo expresan en un lenguaje que podemos entender. Gary Chapman nos lo explica bastante claro al desglosar el lenguaje del amor en cinco diferentes maneras.
Algunos se sienten amados cuando los afirman mediante palabras. “¡Qué bien lo hacés!” o ¡Cómo me gusta pasar tiempo con vos!”. Otras personas se sienten amadas cuando se les dedica tiempo. Un café acompañado de una conversación profunda o un día de paseo.
Otros se sienten amados al recibir regalos materiales, como ese café favorito o aquellos audífonos que en algún momento dijeron que necesitaban. También, es posible sentirse amado al recibir actos de servicio, como aquel favor importante o la invitación a almorzar una comida casera hecha con amor.
Por último, Chapman indica que es posible sentirse amado por medio del contacto físico. Para algunas personas las caricias y abrazos son sinónimo de amor.
Es importante identificar cuál es el lenguaje mediante el cual percibimos amor para así entendernos y aceptarnos, y así eventualmente comunicárselo a aquellos que son cercanos.
3. Sentido de suficiencia
Nos sentimos con la capacidad suficiente para adaptarnos al medio que nos rodea. Nosotros por nuestras propias fuerzas y méritos no somos suficiente para afrontar todo lo que esta vida nos plantea diariamente, incluyendo pruebas, dudas, problemas, escasez y la lista podría continuar. Llegamos a ser suficiente porque Dios está de nuestro lado y en nosotros. Ahí donde somos débiles, Él es fuerte. Ahí donde hay escasez, Él trae abundancia. Ahí donde sentimos que ya no podemos más, Él trae nuevas fuerzas. Pablo lo dice en su carta a la iglesia en Corinto.
“Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí.” 2 Corintios 12:9
Es una paradoja, es difícil de entender, pero es una realidad y somos testigos de ello cuando lo experimentamos. Cuando somos débiles, somos fuertes. Porque Él es fuerte, nos ama y está con nosotros.
La cantidad de amor que encontramos en Dios es suficiente para amarnos a nosotros mismos y para amar a los demás. Debemos estar conectados a Él para llenarnos de Su amor y adquirir la capacidad de amar.
Donde no fuimos amados, Dios nos ama. Donde no entendemos cómo amarnos, Dios nos enseña a hacerlo. Donde no sabemos perdonarnos, Dios nos perdona y nos modela cómo hacerlo. Donde no sabemos cómo amar a otros, Dios nos da Su ejemplo. Que la frase “Dios te ama” no se quede en las palabras ni en las canciones. Dios nos ama y eso es suficiente. Suficiente para aprender a amarnos. Suficiente para aprender a amar a otros.
"Un amor inteligente es aquel que inicia en el amor propio y cuya fuente es la correcta, Dios"
Nota del Editor: Esta reflexión está inspirada en el episodio 01 de la Temporada 5 de Conversaciones de Vida.