Romanos 5:8 (RVA2015)
“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
No hay escalera para alcanzar el amor de Dios; hay una cruz que nos alcanza a nosotros (Jn 19:30; Ef 2:8–9; Tit 3:5).
Repetimos: La salvación es por gracia, no por obras. Lo sabemos, lo decimos, lo predicamos.
Pero en lo profundo seguimos intentando ganar lo que ya se nos dio.
Como si el amor del Padre necesitara ayuda. Como si a la cruz hubiera que añadirle algo.
De ahí nace un cristianismo cansado y temeroso: oramos más, servimos más, nos exigimos más… no por gratitud, sino por inseguridad.
Detrás de esa máscara está el impostor: el yo religioso que se esfuerza por ser amado.
Pero la gracia no premia a los exitosos espirituales; la gracia rescata a los rendidos (Ro 8:1; Ef 4:22–24; 2 Co 5:17).
Dios no te ama porque cambias. Dios te ama, y eso te cambia.
Mientras más intentas “cumplir” para sentirte aceptado, más lejos quedas de la cruz.
Pero cuando te rindes, cuando levantas las manos vacías y dices “no puedo”, la gracia te alcanza, te abraza y te transforma. (Lc 15:20).
Señales del impostor vs. señales del hijo amado
- Rendimiento para merecer vs. Obediencia como respuesta agradecida.
- Miedo a fallar vs. Descanso en “ninguna condenación” (Ro 8:1).
- Comparación y envidia vs. Identidad firme: “soy nueva criatura” (2 Co 5:17).
- Negociar con Dios vs Confiar en “Consumado es” (Jn 19:30).
Tres preguntas al corazón:
¿Vives como hijo amado o como esclavo religioso?
¿Crees que debes cambiar para que Dios te ame… o sabes que su amor es el que te transforma?
¿Estás cansado de intentar ser lo que ya eres en Cristo?
Nómbrale a Dios tu cansancio y tu impostor.
Declara en voz alta una verdad del evangelio (Ef 2:8–9; Tit 3:5; Ro 8:1).
Cuando aparezca la culpa, responde con la Palabra y vuelve a la gracia.
Señor, he vivido como si tu amor dependiera de mí.
He luchado con culpa, esfuerzo y miedo a fallarte.
Hoy renuncio al impostor. Me rindo. Vengo tal como soy.
Gracias por amarme en medio de mi pecado. Gracias por la cruz. Gracias por la gracia.
Enséñame a vivir como hijo, no como siervo que intenta comprar tu favor.
Hoy recibo tu amor… y descanso en Él. Amén.
Cuando la gracia me encuentra, el impostor muere… y el verdadero yo nace.
¡Que él Señor bendiga tu vida!
Edgar Obando Villalobos
Soy Edgar Obando Villalobos, miembro de Vida Abundante Oeste (VAO) desde hace 15 años. Durante este tiempo he crecido en mi fe y en el servicio al Señor, y en el último año me he dedicado a leer, estudiar, escribir devocionales y reflexiones basadas en la Palabra de Dios. Mi deseo es que cada escrito sea una invitación a experimentar la gracia, el amor y la restauración de Cristo en la vida diaria, y que más personas puedan encontrarse con Jesús de manera personal y transformadora.
- Edgar Obando Villalobos#molongui-disabled-link
- Edgar Obando Villalobos#molongui-disabled-link
- Edgar Obando Villalobos#molongui-disabled-link
- Edgar Obando Villalobos#molongui-disabled-link
